miércoles, 17 de octubre de 2007
El fantasma de la impunidad: sólo 33 condenados (Clarin)
No es sólo el horror que provoca cada muerte. El otro drama es la impunidad: a las 138 víctimas del fútbol argentino, la Justicia respondió con condenas -recayeron en 33 personas- en apenas 16 casos. Los otros expedientes se cerraron como accidentes, terminaron con sobreseimientos o fracasaron a poco de abrirse.Adrián Scaserra recibió un tiro mortal en la cancha de Independiente, en 1985, pero nunca nadie terminó de identificar al policía que le disparó. El único acusado por el crimen de Wally Rodríguez, doce años después, fue absuelto porque -entre otras razones- se tuvieron que anular parte de las pruebas. En la causa por la muerte de Ulises Fernández, el hincha de Huracán que se convirtió en la última víctima del siglo, hubo 101 imputados e idéntica cantidad de sobreseídos.Un funcionario judicial a cargo de una de las investigaciones por muertes en las canchas ofreció una posible explicación. "Nos encontramos con una barrera de silencio. La gente que realmente vio lo que pasó, los compañeros de los hinchas involucrados, los dirigentes que conocen a los sospechosos... Nadie quiere aportar datos ciertos", confió a Clarín.La Justicia empezó a hablar de barras bravas a fines de los años 60, al condenar por homicidio a los asesinos de un hincha de Racing llamado Héctor Souto. El juez porteño Jorge Moras Mom describió entonces con pelos y señales el funcionamiento aceitado del grupo.Pasaron 25 años para que ese accionar se encuadrara en una figura más grave: la asociación ilícita, que no es otra cosa que un conjunto de personas que se dedica a cometer delitos. Eso dijeron de la barra de Boca las camaristas Isabel Poerio, Silvia Arauz y Elsa Moral. Y metieron presos a José Barritta -El Abuelo- y compañía, en el juicio por el homicidio de Walter Vallejos y Angel Delgado (de River).En los 16 casos que la Justicia llegó a condenas también estuvieron comprendidos otros delitos. A los hinchas de Boca que lanzaron la bengala que atravesó la garganta de Roberto Basile (de Racing) los encontraron responsables del delito de homicidio culposo. Es decir que, para la Justicia, no tuvieron intención de matar.El total de personas condenadas en esos 16 casos, como quedó dicho, es de 33. La sentencia que incluyó a más gente, además de la de Barritta, fue una de 1997 contra otros seis hinchas de Boca que habían matado a patadas a Osvaldo Bértolo, de Independiente. La Sala II de la Cámara del Crimen de Lomas de Zamora les impuso 8 años de cárcel por homicidio en riña.El promedio de edad de todas las víctimas es de 25 años. Son 137 hombres y una mujer: Margarita Gaude, rosarina, de 66 años. En setiembre de 1991 viajaba en un colectivo de la línea 107, a metros de la cancha de Central, justo en medio de una pelea. Recibió una pedrada letal.Las armas más usadas por los asesinos del fútbol son las de fuego. Sin contar a los muertos de la Puerta 12, el 46 por ciento murió a tiros. Esto incluye a las víctimas de la represión policial.De esa manera se produjeron las dos primeras muertes, hace seis décadas, en la tribuna que la hinchada de Boca ocupaba en la cancha de Lanús. El último caso fatal de represión fue el de Sergio Filipello, un chico de Brown de Adrogué que recibió un balazo dentro de un tren. En el juicio oral por su muerte, el principal acusado es un guardia de una empresa de seguridad.
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